martes, 6 de abril de 2010

Artículos de estudiantes (2009)

Trabajo final de Teoría Literaria II
Prof.: Alejandra Cebrelli
Estudiante: Miryam M. Pagano Conesa
L.U.: 709055

VOCES DESDE OTRO LUGAR
INTRODUCCIÓN
El principal objeto “específico” del género novelesco,
el que crea su originalidad estilística, es el hablante y su palabra
M. Bajtin

Como lo señala el epígrafe, aquello que caracteriza al género novelesco y lo distingue de las demás expresiones literarias, es la importancia que cobra la palabra viva en la construcción artística de la obra; es la palabra viva que se presenta a través de los hablantes que aparecen en el texto.
Por esta caracterización de la especificidad creada por la importancia del hablante y su palabra, podemos incluir a Otro lugar dentro del “género novelesco” sin detenernos mayormente en una clasificación quizá más canónica para determinar si realmente estamos frente a una novela, si se trata de una nouvelle o más bien de un cuento largo. Se podría argüir, desde posturas más conservadoras, por su extensión, su fragmentariedad, su escaso desarrollo de la psicología de sus personajes, etc. que no se puede hablar de novela frente al texto de Elena Bossi.
Es por eso que para los fines de esta monografía optamos por la más amplia clasificación bajtiniana de “género novelesco” que nos permite analizar Otro lugar desde una de las que creemos representa la mayor cualidad de este texto: el juego de las voces, la peculiar forma de presentar las palabras de los hablantes en esta obra literaria.
LA PALABRA COMO PUNTO DE PARTIDA
Para este trabajo, tomamos como principal punto de referencia a Mijail Bajtin, puesto que en sus tratados teóricos ha dado una especial importancia a la palabra¬, no sólo desde la literatura, sino desde el abarcativo campo de los géneros discursivos.
Es la palabra la que como parte de los enunciados trasmite la especificidad de un género discursivo. A través de la palabra se trasmite entonces una de las características fundamentales de los enunciados: su capacidad responsiva. En los textos literarios, esto se da de una manera espacial, ya que la palabra está representada artísticamente.
Ahora, dentro de las distintas expresiones literarias, aquella en la que la palabra cobra mayor importancia, para la teoría bajtiniana, es en la novela, pues en ella estamos frente a la palabra viva, la palabra que es tomada artísticamente de la sociedad con toda su complejidad de la estratificación interna social. La palabra en la novela – cuando no es un texto monológico – es esencialmente plurilingual, plurivocal y pluriestilística.
La novela es la diversidad social, organizada artísticamente, del lenguaje; y a veces, de lenguas y voces individuales. […] a través de ese plurilingüismo social y del plurifonismo individual, que tiene su origen en sí mismo, orquesta la novela todos sus temas, todo su universo semántico-concreto representado y expresado. […]Esas relaciones y correlaciones espaciales entre los enunciados y los lenguajes, ese movimiento de temas a través de los lenguajes y discursos, su fraccionamiento en las corrientes y gotas del plurilingüismo social, su dialogización constituyen el aspecto característico del estilo novelesco. (Bajtin, 1991,81)
CONTINENTES, GENERACIONES, PALABRAS: LOS OTROS LUGARES
“La palabra concibe su objeto de manera dialogística”, dice Bajtin cuando habla de la palabra en la novela ; el trabajo sobre esta característica de la palabra, su concepción dialogística, es lo que se muestra de una forma muy especial en Otro lugar. Toda la obra es una manifestación de cómo la palabra ajena (en este caso, ajena a Patricia, la niña que escucha la historia de la familia, y ajenas al lector) es recibida y cuáles son las respuestas capaces de generar.
Gracias a la visita de uno de los parientes que vino desde Italia, Patricia, la niña, escondida debajo de la mesa, escucha y vive la historia de su familia en Italia y la migración a la Argentina. El mantel de la mesa le brinda un escondite para poder enterarse de la conversación de los adultos sin que ellos lo sepan.
La obra comienza presentando a la niña escondida, escuchando la voz de los adultos. A partir de allí, durante toda la historia, será el mantel el que marcará los límites entre la conversación adulta y Patricia escuchando. La importancia que le damos a las constantes menciones a este elemento radica en que es sumamente polisémico, pues representa metafóricamente la presencia de todos los otros lugares que tematiza el texto de Bossi: el otro lugar geográfico e histórico, generacional y cultural, todo esto a través de las diferentes voces.
El ejemplo que citamos a continuación da cuenta de la diferencia generacional a partir del conocimiento escaso de la niña. Vemos cómo las palabras ajenas le llegan a Patricia y pese a ello producen en ella una respuesta dialogística:
“Debajo de la mesa la luz llega liviana, filtrada por el mantel. Patricia puede tocar la luz y los olores se le meten en el pecho y lo hinchan. Ahora todo se pone gris, el mar y el cielo nublado brillan en una sola tela compacta como el mantel. Y ve que llegan unos barcos enormes, barcos de guerra de los aliados. Desembarcan en Sicilia; pero ese no es el lugar donde nació Pina. Queda cerca. La voz dice que eran tropas de color: marroquíes, argelinos. Patricia ve a los soldados: rojos, verdes y amarillos” (p. 48)
En este mismo ejemplo, vemos también cómo funciona otro de los aspectos que nos interesan para el análisis de la función de las voces en Otro lugar: la forma en la que el narrador en tercera persona relata la historia que se cuenta. A pesar de ser un narrador externo, está focalizado en Patricia y por lo tanto, presenta los hechos tamizados por la cosmovisión de una niña; como dice el texto que citamos, filtrados por el mantel. Es una voz anónima la que percibe Patricia y de ahí que en este fragmento y en otros ejemplos a lo largo de toda la obra sea el lector quien completa constantemente los vacíos que presenta el escaso conocimiento de la pequeña, manifestado a través de la voz del narrador. Tiene que restablecer aspectos históricos y culturales a los que refiere el texto (como queda claro en el ejemplo que citamos arriba); muchas de las referencias a la diversidad social quedan también presentadas de una forma parcial pues el narrador que se ubica desde la mirada de Patricia es quien sabe menos que el narratario.
A través de esta “superioridad” de conocimiento del narratario se logra el efecto que pone en evidencia cómo funciona la palabra bivocal en la novela, pues el lector debe reconstruir este proceso activamente, como debe hacerlo con los múltiples espacios en blanco que hay en las páginas del libro, espacios que muestran que la respuesta que las voces de los adultos producen en Patricia generan diálogo sólo en algunas situaciones.
Es el narratario y no el narrador desde la mirada de la niña el que sabe que hay un entramado complejo de voces de las que habla Bajtin en su teoría sobre la palabra en la novela. Veamos en un ejemplo cómo las diferencias sociales respecto a la representación de la familia se muestran en el texto sin que la voz de Patricia sepa que ella misma está poniendo de manifiesto que hay una diferenciación social con respecto a las voces que escucha a través del mantel.
[…] Las voces le llegan bajas, oscuras. La luz, a través del mantel, se enturbia.
Marco tiene un romance con Luciana: estas cosas son mal vistas. Ella esté embarazada y en esos tiempos…
¿Y Virginia? También está embarazada. Virginia vive en la casa de las monjas. Nadie puede visitarla, sólo Carla y Leonardo. Le llevan ropa. A veces, Carla le prepara dulces.
Patricia sabe que si se enamora puede tener hijos sin casarse. Ignora cómo puede pasar. Su hermano mayor, Antonio, le habló de la cigüeña y su tía Assunta, en cambio, le habla de repollos; después está la cosa de los zapallos podridos. (p. 52 y s.)
El narratario reconstruye aquí que en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial en la familia de Pina estaba muy mal visto tener hijos extramatrimoniales y que, en cambio, la representación que tiene Patricia de la familia no necesariamente tiene que ser aquella de la familia formada en el matrimonio. Sin embargo, continúan los tabúes respecto al nacimiento de los niños. En estos dos ejemplos sobre la representación de la familia se ve cómo el lector debe reconstruir la dialogización interna de las voces.
El otro lugar de la novela de Bossi es, como dijimos, polisémico: es el “otro lugar” geográfico, histórico, social, pero también el que ocupa el lector en este texto: el lector activo que debe reponer y descubrir el procedimiento de la bivocalidad de la palabra.
CONCUSIÓN
A lo largo de este trabajo nos hemos planteado si, desde la teoría de la palabra de Bajtin era posible incluir a Otro lugar de Elena Bossi como parte del género novelesco. Para ello, vimos cuáles eran las condiciones que marca el teórico ruso para incluir a un texto literario dentro de este género.
Pudimos ver cómo la palabra bivocal está presente en este texto y cómo, a pesar de que hay mayoritariamente una voz, la del narrador focalizado en la cosmovisión de una niña, ingresan a partir de esa voz principal otras voces sociales ajenas a la voz del narrador y que, por lo tanto, producen una dialogicidad interna; esta palabra dialógica es llevada más allá de los límites del texto, hacia ese otro lugar que el lector debe reconocer y reconstruir en la complejidad social que hay en el texto. Como vimos también en algunos ejemplos, todo esto está escrito de una forma artística; así, podemos concluir afirmando que en Otro lugar hay un trabajo de la palabra y sus hablantes que la transforman a la novela en un texto artístico. Cerramos este trabajo con una cita de Bajtin sobre el género novelístico, pues representa sintéticamente lo que analizamos a lo largo de este trabajo:
Si el objeto específico del género novelesco es el hablante y su palabra, que pretende significación social y difusión, en tanto que lenguaje especial del plurilingüismo, el problema central de la estilística novelesca puede ser planteado como el problema de la representación artística del lenguaje, el problema de la imagen del lenguaje. (1991, p.153)
Otro lugar es, por lo que vimos en este trabajo, un valioso texto en el que, mediante una representación sin dudas artística del lenguaje por medio de los juegos de voces, el lector reconstruye la historia de inmigración de una familia italiana a la Argentina y “rastrea” activamente el entramado social de aquellas voces presentadas dialogísticamente.


BIBLIOGRAFÍA

Bajtin, Mijail, Teoría y estética de la novela, Madrid: Taurus Ediciones, 1991.
, Estética de la creación verbal, México: Siglo XXI, 1997.
, “La palabra en Dostoievski” en Problemas de la poética de Dostoievski, México: FCE, 1986.
Bossi, Elena, Otro Lugar, Córdoba: Ediciones del Copista, 2008.
Filinich, María Isabel, La voz y la mirada. Teoría y análisis de la enunciación literaria, México: Plaza y Valdez, 1999.





Otro lugar o de la inmigración del tiempo

Alejandra Herrera
Universidad Nacional de Salta
silvyhl@hotmail.com

Creo que el silencio tiene diferentes funciones: hay un silencio cuando la palabra no alcanza porque no puede, no quiere o no se atreve a decir algo; otro marca el paso del tiempo y sus intersticios, está el silencio de lo que no se sabe o no se entiende, el de los vacíos de la memoria y quizá haya otros que el lector pueda descubrir.
Elena Bossi

Elena Bossi y Otro lugar nos ofrecen una nueva forma de aprehender el arte y la cultura. A través de imágenes recortadas y escenas breves, que traspasan las fronteras del espacio y el tiempo, nos invita a develar los intersticios de una memoria común que permanece latente y acallada en nuestro interior.
El lirismo se novela y la novela se vuelve lírica en una especie de poema elíptico de otro tiempo y otro lugar que deja a la luz los sinsabores de la inmigración y el claroscuro de una historia humana. Entonces surgen las preguntas: ¿Cómo esta obra logra condensar el sentido en esas pocas palabras que llegan a nosotros como susurros dispersos? ¿Cuál es el principio constructivo que sostiene el engranaje de esta historia fragmentaria?
Si de modo general entendemos que la metonimia consiste en tomar la causa por el efecto o el continente por el contenido, entonces podemos afirmar que Otro lugar es una especie de figura metonímica que desencadena el erotismo propio de la obra de arte, ya que al develar tan sólo una parte de esa memoria cultural común que flota en la semiosfera lotmaniana y que no puede ser aprehendida en su totalidad, provoca el deseo constante de posesión del sentido.
Para ingresar a este texto artístico hemos recurrido a los lineamientos teóricos propuestos por Iuri Lotman y retomados por Silvia Barei , quien plantea que, al abordar el problema de las formas de representación a partir de las formas retóricas de los lenguajes culturales, debemos entender que ”todo texto pone en crisis la denotación, ya que cualquier manifestación de la existencia misma del lenguaje anula la correspondencia entre la palabra y la cosa” (2008:10). De allí la importancia de poner atención en el valor connotativo de las palabras y más específicamente en lo que ha dado en denominar orden metafórico.
Queda claro, entonces, que al pararnos en lo que Lotman llamó “retorismo” y lo que Barei denominó “dimensión retórica” estamos tratando de dar cuenta de las diferentes capacidades figurativas del lenguaje que permiten leer en un corte sincrónico también la dimensión diacrónica de la cultura y la memoria. Como no es nuestra intención caer en un largo inventario de los diferentes tropos presentes en esta obra, hemos centrado nuestro análisis en la construcción metonímica de la novela en relación con los silencios y las elipsis presentes en ella.
La metonimia como principio constructivo de Otro lugar
Como sabemos, dentro de los metasememas, la metonimia es una figura que consta de sus características y atributos particulares que van más allá de los planteados anteriormente. Sin duda, podemos decir de modo general que es tomar la causa por el efecto, el continente por el contenido o agregar con Ullmann que es el traslado del sustantivo por contigüidad de los significados ya sea espacial, temporal o causal.
Sin embargo, como plantea el Grupo µ , no debemos perder de vista que es una figura de nivel constante, en donde el sustituyente está en el sustituido en una relación de producto lógico. En este sentido, mientras la metáfora se basa en la intersección sémica de dos clases, la metonimia reposa en el vacío, así el paso del término de partida al término de llegada se efectúa a través de un término intermedio que engloba a los otros dos, ya sea en el modo de conservación de los semas o en la distinción de éstos entre las partes.
Con respecto a la connotación de esta figura es evidente que mientras en la metáfora el término intermediario está englobado, en la metonimia es englobante, de este modo la metáfora hace intervenir semas denotativos incluidos en la definición de los términos y la metonimia hace intervenir semas connotativos que definen en última instancia al conjunto en general. Teniendo en cuenta estas conceptualizaciones, podemos ver cómo la metonimia se convierte en el principio constructivo fundamental de la novela de Bossi.
En una lectura atenta, podemos notar que la estructura misma de la obra se despliega en metonimias complejas, puesto que se encuentra fragmentada en tres capítulos y cada uno de ellos encierra en sí mismo un sentido completo que se complementará luego con el total de la obra.
El argumento se centra en una niña, Patricia, que debajo de la mesa escucha conversar a los adultos y que con su imaginación tendida sobre un mantel de imágenes fragmentadas y escenas breves tratará de armar en la cabeza los enigmas familiares, aquello entredicho o callado, la trama de una “tragicomedia” familiar endulzada por la fiesta cotidiana y la inocencia de la primera infancia y enlutada por los horrores de los secretos y la guerra.
Ella, al igual que nosotros, organiza la narración, trata de entender la historia de su familia, los valores, la vida a través de las palabras que llegan entrecortadas, insuficientes, misteriosas en ese ruido permanente que advierte Lotman y que genera pérdida en la información no artística. No obstante Lotman plantea también que el arte “posee la capacidad de transformar el ruido en información” y que “esta particularidad está relacionada, como hemos visto, con el principio estructural que determina la polisemia de los elementos artísticos” (1987:101) y es aquí donde corremos con ventaja, ya que esos aparentes ruidos (que más que ruidos son elipsis y silencios) en realidad están condensando en su interior una gran cantidad de información que podemos decodificar gracias a la relación que establecemos entre estos elementos y los procesos metonímicos presentes en esta novela.
El primer capítulo “Pina”, toma el nombre de la madre de Patricia. “Pina” es tan sólo una parte, la primera parte de la historia narrada, es la madre, la mujer, la muchacha que crece en un mundo que es de hombres, un tiempo anterior que su hija sólo puede recobrar a través de la palabra fragmentaria. Pero este nombre es también la memoria de generaciones de mujeres que viven en Pina, es la historia de sus abuelas, de sus hermanas y de sus hijas:
“La mujer de cabellos largos se tapa los oídos. Decide no bajar y llora en silencio” (2008:22).
“ Patricia no sabe por qué su tía Virginia está loca; pero cree que puede tener que ver con argelinos o con soldados que bailan” (2008:58).

El segundo capítulo “Gino”, toma el nombre del padre de Patricia. Es otra metonimia que representa la historia de aquellos hombres lejanos que llegan a nuestro presente a través de voces apagadas, es el mundo masculino cerrado y vedado para la mujer, es la fuerza y la violencia de la guerra:
Gino, el papá de Patricia, hizo la Guerra.
Era joven, estudiaba en la Universidad y lo llamaron, lo hicieron oficial y lo pusieron al mando de 300 soldados: panaderos, albañiles, cocineros. Muchos son más viejos que él” (2008:65)

El capítulo final “Pina y Gino”, es el término englobante que condensa el sentido de los otros dos, pero a la vez se convierte en una nueva metonimia que nos lleva a aprehender no sólo el sentido de la novela sino el de la memoria y la cultura en su conjunto:
Ahora sí me voy al fin del mundo. Una guerra hice. Otra no hay por qué hacerla. Ahora sí, me voy a América. Ahora sí. (2008:110).

Ambos mundos se encuentran, hombres y mujeres de otro tiempo y otro lugar convergen en el dolor de los secretos, de la guerra y el desarraigo. Ambos huyen de su espacio primigenio para reconstituirse nuevamente en un nuevo otro lugar, en un nuevo comienzo que se sigue actualizando en esos pequeños fragmentos de historia con los que intentamos interpretar nuestra existencia.
Una última reflexión
Como hemos podido observar, en esta novela breve e intensa el silencio y la elipsis que connota el miedo, la guerra, el hambre, el dolor, los secretos y los viajes y a esas instancias donde las palabras no alcanzan para expresar y representar el mundo, se convierten en los complementos idóneos de los procedimientos metonímicos ya que le otorgan una nueva existencia y sentido.
El discurso se vuelve así un cuerpo erótico cuyo poder de seducción radica en la demanda de una interpretación, de una posesión del sentido profundo. Lo oculto, lo prohibido, lo invisible, lo reprimido representa la posibilidad de vernos envueltos por las palabras. Y como la misma Elena Bossi plantea “si se trata de prolongar y profundizar las tensiones para que el placer se sostenga, la retórica (que ya es casi un anagrama de erótica) tendría la función de erotizar el lenguaje, obstaculizar, producir misterio, evitar el encuentro con la palabra desnuda, ejercer el control del discurso para seducir” .
Esta novela, a través de sus silencios, sus elipsis y el juego constante de decir y no decir, de mostrar y ocultar, de develar tan sólo una pequeña parte de ese gran todo, se vuelve una historia pancrónica donde todos estamos inmersos, donde la memoria se reconstruye a cada paso y donde su vida es la esencia misma de lo inacabado.
Otro lugar es la metonimia del pasado más remoto y el futuro más incierto. Es el inexorable destino “ … eh si, cara mia, é la guerra. È la vita…” (2008:114)




Bibliografía
- Barei, Silvia (1997). Texto, memoria y cultura. El pensamiento de Juri Lotman. Córdoba: UNC.
- Barei, Silvia N y Pablo Molina (2008) Pensar la cultura I. Perspectivas retóricas. Córdoba: GER.
- Bossi, Elena (2008) Otro lugar. Córdoba: Ediciones del copista.
---------------- (2003) Tópicos del Seminario No.9 ("Semiótica y estética"), Universidad de Puebla, México.

- Lotman, Iuri (1987 [1970]) “Texto y sistema” en Estructura del texto artístico. Madrid: Ediciones Istmo.
- ------------------ (1996) “La retórica”; “La memoria a la luz de la culturología” en La semiosfera I. semiótica de la cultura y del texto. Madrid: Ed. Cátedra.












Notas

2 comentarios:

Elena Bossi dijo...

Muchas gracias por sus análisis, por el tiempo que le dedicaron al libro, por esto que escribieron y que me muestra otras miradas y me permite descubrir nuevas lecturas. Elena

tannnabours dijo...

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